sábado, 7 de noviembre de 2009

La Desequilibrada carrera de una eterna promesa

Con tan sólo 18 años debutó en primera un joven futbolista que deslumbraba por su potencia y gran cabezazo, las palabras hacia él no eran más que elogios y nacía la ilusión de una nueva figura.

Mauricio Pinilla inició su carrera en el club de sus amores Universidad de Chile, su garra y apetito goleador no pasó desapercibido por los hinchas.

El trabajo que demostró en la cancha no era común para un futbolista tan joven y la ambición por romper redes lo hizo anotar 13 goles en el año de su debut.

Al poco tiempo comenzaron a llegar rumores de equipos europeos y en un corto plazo fue transferido, a nada más ni nada menos, que al Inter de Milán, pero como era de esperarse en una plantilla copada de estrellas, Pinilla fue cedido al modesto Chievo Verona.

Se le abrieron las puertas en la selección nacional, y en un abrir y cerrar de ojos, cambió su vida con la llegada de la fama. Los flash, los autógrafos y las chicas lindas ya era algo de todos los días, pero nadie se imaginaba que esto iba a destruir su carrera.

Tuvo un arribo fugaz por varios cuadros del viejo continente, como el Celta de Vigo, Sporting Lisboa, Racing de Santander y Hearts entre otros. La espera de ver su mayor auge se hizo eterna y lo único que se informaba de él eran líos de discotecas.

Al ser la principal portada de programas faranduleros y al no poder afirmarse en un club europeo, Pinilla prometía que iba a demostrar quien realmente era y fichó por Vasco da Gama de Brasil, pero sólo anotó dos goles y para peor el equipo descendió a segunda.

Tuvo un paso fugaz por un cuadro de Chipre, donde las constantes lesiones no lo dejaron mostrar su 100 por ciento, y como era de esperarse una vez más quedaba sin equipo.

Tras ser el blanco de las críticas, con 25 años Mauricio Pinilla ha cambiado su vida, se ve un poco más maduro y está dejando una buena impresión en el Grosseto de la serie B italiana. Ha logrado marcar goles trascendentales y asegura que con el apoyo de su hija y esposa se siente en su mejor momento futbolístico. ¿Será de una buena vez por todas el renacer de Pinilla?